miércoles, 8 de septiembre de 2010

A Battle We Go

Camino sin parar mientras miro por encima del hombre de cuando en cuando. El tipo es un guarro desliñado, de gorro rojo y pintas de malote! Dios, como odio a esos tipos! Se creen la ostia de duros, pero son todos unos mierdas, con sus camisas medio rotas, sus gafas de sol en una noche de invierno y su cigarrillo sempiterno!
El tipo no es un mierdas, pero no es rival para mí. Esta fibroso, pero poco más. Fijo que se ha pasado la vida fumando porros y no le quedan ni dos neuronas sanas. Talla normal, delgado, no parece llevar armas….Poca cosa más. Por mi, de acuerdo...Vamos allá.
Ando un poco más rápido. El tipo acelera también. Más. Más. Me sigue. Le voy a meter un buen par de hostias. Me meto en un callejón sin salida lleno de cajas. Esto va a ser rápido. Según entra, lo inspecciono de nuevo. Este tipo tiene que estar muy mal de la cabeza para meterse conmigo… o quizá muy desesperado… o las dos cosas a la vez, no lo sé. Me situó bien, me aclaro la nariz y el cerebro, por que digan lo que digan, en las peleas hay que pensar de vez en cuando.
El tipo me mira, y sin pensárselo se abalanza mientras aúlla como un chacal:
-¡Has matado a Johnny, cabrón!! Estas muero, hijo de puta!
Me lanza el puño a la mandíbula. No hago nada por esquivarlo ni bloquearlo, porque no hay más que verlo para darse cuenta de que no sabe pelear. No sabe utilizar el impulso, es poco pesado y ni siquiera carga todo el peso sobre el puño. Me alcanza y me tira un poco para atrás, pero poco más. Como estoy puesto, casi ni lo siento. El tipo me va a dar otra con la zurda pero descubre el hígado y se lo reviento de una hostia, derribándolo. Vuelve a levantarse a toda velocidad y me intenta dar de nuevo, pero esta vez lo esquivo fácilmente y le vuelvo a reventar el hígado. Ya no se levanta.
-¡Quiero jodidas respuestas y las quiero ahora! ¡Contesta hijo de puta, o te hago escupir la columna a base de patadas!
-¡Que te den por el culo, hijo de puta!- ye intenta darme una patada para hacerme caer. Le meto una patada en toda la boca con mis botas de obrero de punta re macheteado en hierro y le hago saltar todos los dientes. Le cojo por los pelos-grasientos y asquerosos- y le levanto del suelo por ellos. La navaja de mariposa de quince centímetros se abre por arte de magia y se le masajeo el cuello suavemente con ella mientras le aulló al odio, para que se entere:
-¡Habla!- digo, secamente, mirándole a los ojos.
El tipo me escupe algo ensangrentado-un diente- con tan buena suerte que me da en un ojo. Luego se intenta levantar y sacudirme un cabezazo .Mala suerte para el por qué me había anticipado y se me había ocurrido la misma idea y nuestras cabezas chocan. El choque es demoledor, pero está claro quién se lleva la peor parte, y queda inconsciente en el suelo, cuando su cabeza de rebotar en el cemento. Lo meto en un cubo de basura, pero antes le rompo la clavícula derecha, para no tener que volver a cruzármelo. Con tanto dolor es probable que se le haya colapsado el cerebro y ni lo sienta, si me habrá pasado a mí.
Me paso una botella de cerveza fría por la frente para bajar la hinchazón. Bebo un poco para bajarme el subidon de adrenalina, y me piro de allí.
Me dirijo al restaurante, pero me detengo cuando ve de frente a él, un coche que vale casi 90.000 euros. Joder.

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