viernes, 1 de octubre de 2010

Hasta que llego su Hora.

- ¡Habla! Mataste a Johnny y me quisiste cargar el muerto a mí, ¿Verdad?
- ¿Quién cojones es Johnny?
- No me toques los cojones, gilipollas. ! El punkarra ese de la cresta!- pero parece decir la verdad. Parece desconcertado.
- ¡Ah! Yo no lo mate.- era lógico. Este tipo no es el adecuado para pillarme de sorpresa por detrás, eso fijo.
- ¿Entonces quien? ¿Lobo?
- ¿Ese? No. El hijoputa ese sabía demasiado de nosotros, porque había trabajado con nosotros, y nos conseguí kilos de grifa de la buena. Era el enlace con una sección de…
- Las FARC que os la proporcionaban.
- ¿Cómo…?
- Muchos colombianos de nombres raros. Pocos se llama Vladimir Ilich, como el hijoputa del coche. Poco están tan armados con esa tecnología.
- Podrían ser un cartel, ¿No?
- Podrían. Pero eso explicaría mejor porque el tipo era un punkarra cabrón. No me imagino a uno de esos trabajando para mafiosos.
- Bueno, el caso es que nos traiciono. Se puso a trabajar para una banda rival, creo que tenía que ver con etarras. Nos metió una partida de droga envenenada, para que muriesen varios yonquis seguidos en poco tiempo y la pasma lo investigase. Y cuando descubrimos su juego empezó por cambiarnos el millón que teníamos para emergencias por un millón falso.
- ¿Era falso?
- Claro, cojones. ¿No me iba a ir corriendo si eran de verdad, no?- yo ya lo sabía, por eso se los tire en llamas. Mucho me estañaba que aquello estuviera allí. No tenía lógica.
- Sigue.
- Mandamos a un tipo a que se lo cargase.
- ¿Por qué no Lobo, o tú’
- Yo no me mancho las manos. Y Lobo no puede ni ir a un hospital. ¿Por qué crees que lo deje en su casa en vez de llevarlo a uno? Esta más fichado que yo que sé. Además, la gente lo había visto con Johnny varias veces. La relación era clara. Y no era un mierdas precisamente. Tenía los cojones muy, muy grandes.
- No hace falta que lo jures. Si os la jugo como dices, los tenia realmente de piedra. Continua.
- Mandamos a un tipo y se lo cargo por diez mil pavos. Fin,
- ¿Y porque me tenis que salpicar con vuestra mierda?
- Yo no hice nada, te lo juro. Yo no sé ni quién es. Solo hable con el por teléfono. Me lo recomendaron los colombianos. No se mas.
- ¿Quién cojones es?
- No lo sé, Cuando te vi entrar en el restaurante pensé que eras el, que te habías vuelto loco y salí por patas. Pero luego, cuando te vi pelear por Lobo, supe que no eras tú- y continua mientras adivino la respuesta- porque el Lobo le duro un asalto, y a ti casi te mata.
- ¡Ya será menos, gilipollas!- pero mientras intento hacer como que voy de sobrado me acojono, porque veo en su cara que está diciendo la verdad. Un tipo con la navaja al cuello no miente. Ahora recuerdo lo que le hizo a Johnny. Si ese tipo es así, no es que sea duro. Es que su mirada raya el diamante. -¿Por qué le metió a Lobo?
- El Lobo es subnormal. Aunque yo lo dije que no lo hiciera, dijo que tenía que cargarse a Johnny con sus propias mano, que le había afrentado, o no sé qué cojones,. Que tenía una deuda de honor. Así que se reunió con nuestro hombre en un callejón para decírselo personalmente. Le duro… nada.
- Bueno, tengo que hablar con él. ¿Donde está ahora ese hijo de puta?
- Quede con él para mañana para pagarle lo que le debía
- Llámale. Ahora.
- Como quieras.- Se levanta como puede y saca el móvil del bolsillo. Suena a restallar en ese preciso instante. Espera. No el del gordo. El mío. O mejor dicho, el de Johnny. Que hijo de puta…

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