miércoles, 14 de septiembre de 2011

La Naranja Mecánica

Von estaba ciego. La sangre derramada estaba desparramada por el casco y le impedía ver nada. Su cálido tacto anegaba su cara, inundaba sus sentidos literalmente, ni oía ni veía nada; ni tan siquiera olía otra cosa que no fuera jodida (su jodida) sangre.
Como el ordenador tenía un extraño sentido del humor, informo directamente a su cerebro que todos los sistemas estaban en ROJO y que la pérdida de sangre era alarmante.
- ¡Vaya, no me digas!- grito su cabeza.
Las alarmas reventaban su cabeza por dentro, le taladraban como un laser, pidiéndole que se levantase, que se moviera, que reaccionase, que había enemigos… y con un gesto de ira, las apago todas. Prefería el pulmón taladrado a esto, joder.
Pero aún no estaba muerto. Aún no. No podía moverse, no podía hacer nada, salvo esperar que los varios millones de nanobots que estaban integrados en su cuerpo y que ahora brotaban de sus venas reparasen los años (en lenguaje técnico) lo antes posible. Pero dentro de su heridas había trozos de chatarra fundida, y estas eran a su vez, masivas; hacía falta mucho tiempo para reparar todo el tejido muerto y cortar la hemorragia, y aun así…
Ahora mismo no tenía tiempo. No; tiempo, era lo único que no tenia.
Su mano se alzo junto a su arma en busca de su enemigo, y entonces se dio cuenta de lo patético de su situación: su mano apenas se movió, pero de todas las maneras oscilaba tan visiblemente que era imposible acertar a un elefante a dos metros. Y entonces, el dolor de su costado fue tan excesivo que su brazo cayó por su propio peso al suelo de nuevo.
Pero no se daría por vencido. Si se diera por vencido, no se llamaría Von. Si rindiera, no sería cazarrecompensas. Si se rindiera, hubiera aceptado un empleo de funcionario de ventanilla en vez de dedicarse a cazar criminales.
Su casco abrió una rendija de seguridad y toda la sangre acumulada broto fuera como de una fuente serena. El autolimpiador del visor comenzó a funcionar, despegando el líquido elemento del cristal. De su guantelete brotaron pinchos (los del hielo) y como un insecto comenzó a reptar por el suelo, apoyándose en los codos, hasta la cobertura más próxima.
Pero ahora que su cabeza comenzaba de nuevo a funcionar, se dio cuenta de una cosa… ¿Si le habían disparado… porque no lo habían vuelto a hacer ahora que era un blanco todavía más fácil?
Y entonces pensó que no había sido buena idea desconectar las alarmas después de todo.
Una pistola descendió en ángulo agudo hacia su cara.
- Vamos, levántate. Sabemos que no estás muerto. ¡Vamos!- le gritaron por radio.
- No te creas- le respondió activando el sintetizador de voz con sus pupilas.
- No digas nada y suelta el arma. Ya.
Von vacilo. No le hacía ninguna gracia… su mano derecha se abrió poco a poco…
El arma se unió al frío suelo de la nave.
El otro la pateó…
Justo en ese momento Von le engancho la pierna y con su laser de trabajo le atravesó la rodilla de un lado a otro. Antes de que reaccionase, recupero el arma y abrió fuego a bocajarro sobre la cabeza de su rival.
Una espantosa nueve de color azufre se desparramó entre cristales roto, metal retorcido y sangre chamuscada.
- No tiene gracia, ¿Eh?
- Ninguna- le contesto una voz desde un lateral.- ¿Quieres probar’
Von alzo la cabeza, con desesperación. En su radar había tres enemigos…
Y allí, delante de él, estaban los otros dos.
- Me rindo- se lamentó, abatido.
Respiro profundo.
Cerró los ojos.
Disparo.
Su disparo abatió al contrincante de la derecha con un tiro limpio al abdomen, pero al girar descubrió que el otro rival era igual de rápido que el.
Un impacto en el hombro derecho.
Otro impacto en la cadera.
Desequilibrado, volvió a caer.
Por lo menos, se había llevado a dos por delante.
Von entrecerró los ojos, esperando el tiro de gracia.
-Von, no utilices dos veces el mismo truco… Era una de tus máximas… ¿Qué pasa, te volviste viejo y descuidado?
- ¡Titán, soberano hijo de puta…! ¡Cuánto tiempo!

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