jueves, 15 de septiembre de 2011

Hijos de los Hombres

- ¡Von! ¡Erich Von! ¡Grandísimo hijo de puta! ¡Bendito hijo de mil padres! ¡Escoria recubierta de chatarra!
- - Hueles mierda a un kilómetro y te pegas a ella como una mosca. Siempre el mismo soplapollas, Titán.
- ¿Quién es este cerdo?- pregunto el que estaba herido. Por lo visto el hecho de que te disparen te hace volver desconfiado con la gente.
- El tipo que te hizo picar como un gilipollas con el truco del holograma, el más viejo del manual. Sub-normal.
-¡Pues este gilipollas te va matar ahora, hijo de pu…!- . Antes de que Titán o cualquiera otro pudiera detenerlo, alzó de nuevo su arma, pero una explosión azulada arrojo trozos de chatarra (de su chatarra) reventó su mano derecha, y pedazos de hierro, carne chamuscada y hueso se desparramaron por el suelo como fuegos de artificio. Con un grito de dolor cayo de rodilla, agarrándose el muñón humeante con la otra mano.
Von hizo como si soplara el humo del cañón del arma, sonrió y se regodeó de su victoria.
- Además de gilipollas, lento- enfundó el arma- Aun herido, aun medio muerto, aun así soy el doble de bueno que tu, hijo. No lo olvides nunca. ¡Titán! ¿Cómo te da ahora por rodearte de esta basura?…! Tú eras un tipo listo, joder!

- Era lo que había.- miro con desprecio al otro y escupió en su dirección- Me mataron a Lucifer y a Asmodeo. Una revuelta de mineros en un planeta de mierda. Los enterraron bajo doce toneladas de escombros. Así que tuve que hacerme con algún sustituto en Tarkum VIII.

- No sale nada bueno de allí. Hay solo hay putas y maricones…- se dio la vuelta y disparo su espalda con la velocidad del rayo. El pesado de siempre cayó de espaldas.- Deja de intentarlo o alguien se va a hacer daño al final… Y Titán, dime, ¿Qué haces por aquí?

- Recibí una llamada de socorro de esta colonia, ayer. El resto… negocios, claro. Necesito dinero para atraer a nuevos socios. Ahora solo estamos yo, Doom (el gilipollas que te quiere disparar) Snake (el francotirador) Gauss, nuestro apoyo pesado- le señalo al tipo que tenia am sus espalda, el que le había apuñalado la pierna. Von no se había fijado antes, con las prisas de que lo matasen y eso, pero media por lo menos cuatro metros, y cargaba en sus robustas espaldas con toda una serie de lanzamisiles y cañones láseres. Snake, ahora que lo podía ver sin el camuflaje óptico, media apenas un metro ochenta. Llevaba un rifle de precisión Karkanno- MK98, toda una joyita de la ingeneria, pero con algunos años, lo qu irónicamente era una ventaja: con tantas innovaciones y mejoras era relativamente fácil que los sistemas actuales no tuvieran contramedidas eficaces para ellos.

Doom, por el contrario, era el típico marine espacial, un soldado de fortuna, súper macho, con su armadura verde y su armamento estándar. Rifle de asalto, pistola, explosivos C-40 y una granada atómica.
Titán, era por lo demás, un tipo muy peculiar. Desde pequeño, le encantaba probar cosas diferentes, destacar, ser único. Y la vez que le ofrecieron probar en el ejército un arma experimental, no pudo negarse. Ahora estaba ligado a ellos eternamente, hasta que la muerte les separase. No portaba armas, sino que sus guantes estaban conectados a unos mecanismos en su espalda por toda una serie de circuitos; que pasaban toda la energía a las armas de sus guanteletes, disparando unos potentes flujos de plasmas energéticos capaces, en su máxima amplitud, de derribar una nave en pleno vuelo.
Pero el precio de su elección era demasiado alto. El retroceso que generaba su arma era tal que su armadura llevaba toda una serie de contramedidas para luchar contra él, pero al fin y a la postre sus huesos se resentían de las poderosas fuerza que lo empujaban desde ambos lados y crujían cansinamente a cada movimiento. El cableado, la exposición continuada a esas magnitudes energéticas provocaban cientos de trastornos de todo tipo en su organismo. Las baterías y cables no podían soportar a veces la presión y derramaban por el interior productos químicos, que le corroían con fuerza por dentro. Una vez incluso, quedo envuelto en llamas en medio de un combate, de forma espontanea. Y su salud mental, obviamente, no era la mejor con todos estos problemas. El dolor dominaba su vida, le encendía, lo obligaba a luchar, lo enfurecía, era así al fin, su único amigo, su único consuelo, su único motivo para vivir en este mundo despiadado. Vida y dolor eran ya indisociables para él.
Pero era un soldado peligroso, extremadamente, y por lo tanto muy codiciado. Y eso, en un mundo lleno de gente similar, de soldados de fortuna, de bandidos, de mercenarios y de gente capaz de matar a quien fuera por sacar lo suficiente para comer caliente un solo día, lo hacía especial, justo lo que él quería.
- Titán, ¿Viste a alguien más aquí? ¿Algo raro?
- No. Pero lo lógico es que este sitio hirviera… la señal era muy potente y se repetía a intervalos regulares, cerca de rutas transitadas. Esto debería de estar lleno de buitres y chacales. ¿Donde están todos esos carroñeros?
- Créeme si te dijera, que aquí, ese es el menor de todos los misterios. De todas formas, el ejercito llegara de un momento a otro. Eso nos da un margen muy escaso.
- Von, eras un tipo listo… ¿Qué crees que paso aquí?
- Y… por..qué.. Yo… ¿te lo iba a decir? ¿Saco algo de ello?- le preguntó mirándole a los ojos.
- Mira Von- contesto después de reírse un buen rato- esa no es la pregunta correcta. De hecho, ninguna pregunta que me hagas es correcta. Yo decido las preguntas. Es más, te voy a hacer una ¿Por qué…- una pausa- No debería matarte?- le apunto con un arma. De hecho, todos le apuntaron. Doom –menudo imbécil.- sonreía tontamente, disfrutando del cambio de tornas.
- Bien. Quizás… sea… porque... tengo las respuestas?
- Farol.
- ¿Y si no es un farol?
- Da igual. Las encontraré yo de todos modos.
- Bien. Segunda respuesta. Porque soy un tio precavido. Y vengativo. Y rencoroso. Pero sobre todo, precavido.
- ¿Y?
- Que ahora mismo llevo integrado un sistema de autodestrucción que está conectado con mis constantes vitales. Si muriera, se activaría inmediatamente con una potencia de diez megatones. – Von s irguió, enseño el pecho con orgullo y le desafió con u mejor sonrisa.- ¿Quieres probar a que sabe el sol¿ ¿Vamos?- nadie dijo nada. Se inclino y aspiro teatralmente- Vaya que es eso que huelo… ¿Es el olor del miedo? ¿Es el olor de la desesperación?
- Es un farol- gruño Doom.- Es un puto farol. Yo lo mataba.
- Cállate- le ordenó.- Gilipollas. El es Von. El mejor. Y tú solo eres mierda.- Bajó el arma.- Von, eres el mejor. Y yo solo hago tratos con los mejores. ¿Hay trató?
- Era el dulce aroma de un trato.
Los dos almas de metal estrecharon sus manos.

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