Día 50. Año 6.
08.22 a.m.
-
Estamos frenando,
señor. En unos segundos habremos llegado.
A su lado, Matt y Krugman asintieron. Matt
cerró los ojos un instante y trato de relajarse, pero cuando los entreabrió vio
al médico musitar algo. No lo podría asegurar, pero Matt estaba casi seguro de
que estaba rezando. ¿A quién coño estaba rezando? ¿A Von Neumann? ¿A Ramanujan?
¿A Spinoza? ¿A quién diseño la capsula? Comenzó a reírse para sí. ¡Que
estupidez, pensó! Un montón de átomos que se movían en todas las direcciones
rezando! Quizás rezase a un agujero negro. Acertada metáfora, sí señor.
Los paneles se pusieron en naranja y
comenzaron a llegar cascadas de lecturas de todos los sensores. La velocidad se
reducía gradualmente, y una docena de monitores mostraban cámaras en tiempo
real hacia todas las direcciones, amén de dos reconstrucciones en 3D de la
propia capsula descendiendo.
Lilium trato de centrase entre aquella
maraña de datos, pero todo parecía transcurrir sin problemas, los datos eran
todos correctas y no había problema alguna. Con un gesto de su mano, aparto
otros pensamientos de su mente. Lo importante ahora era aterrizar. Y ya casi
estaba…
La maniobra fui fluida como la seda.
Velocidad, Angulo y trayectoria iban según lo previsto. Todos los cálculos eran
correctos.
Todo iba bien.
Krugman miró hacia sus muslos, mientras
rezaba más y más fuerza.
A su lado, Matt no paraba de reír.
Todo iba bien.
Y sin embargo, Lilyum no paraba de pensar
en aquello.
Todo iba bien.
Y sin embargo…
Algo sacudió su mente, y una nerviosa mano
se crispó de pronto sobre los frenos de emergencias. Lilyum se inclinó hacia
adelante, los ojos fuera de las orbitas y todo su nervio estallo en los
músculos temblorosos.
La nave tomo tierra justo ahora, y un
pavoroso estruendo se fue apoderando de toda las cabina.
Lilyum estaba blanco de puro terror, y se
llevó las manos a la escafandra.
Krugman no se dio cuenta, pues seguía
rezando, pero Matt lo miro con extrañez, y grito algo que se perdió entre el
ruido del motor.
La nave tembló de arriba bajo al posarse; y
Lilyum, ya fuera de sí, trato de arrancarse los cinturones. Pero no pudo, pues
tenían cierres automatizados, y en su paroxismo comenzó a gritar
endemoniadamente alto.
En su paroxismo, su mano derecho avanzo
entre temblores a los paneles que tenia a su derecha, y empezó a teclear algo
nerviosamente.
Matt, con los ojos fuera de si, lo miro con
estupor. Lilium estaba introduciendo nuevos datos en la computadora !Estaba
tratando de despegar de nuevo! Luchando para moverse en su asiento, su mano
derecha agarro la del teniente mientras gritaba.
- !Estas loco! !Detente, puto tarado! !Nos
vas a matar a todos! !Para! !Para de una vez!
Puede que no le escuchara por encima del sonido
de los motores, pero Lilyum no le hizo el menor caso. Tratando a la vez de
teclear y de librase de la mano de Matt, el teneitne trastabillo, sus dedos
resbalaron por el teclado y la ultima orden no se introdujo.
Con un aullido de rabia simiesco, Lilyum
descargo el puño cerrado sobre la cabeza de Matt. Pero la escafandra era algo
mas dura que eso; y retiro la mano dolorido.
Krugma continuaba rezando.
Una ultima sacudida hizo temblar la nave,
tumbando a todos contra el respaldo de sus asientos.
Y de repente, la nave se posó con toda
suavidad, los motores callaron y volvió el silencio.
Todo iba bien.
En la escafandra de Lilyum, sin embargo, se
veía que algo empañaba desde dentro el cristal...
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