miércoles, 12 de septiembre de 2012

La Casa de Asterión

Laguna de Tepsia, 24 de Junio del 296.
Dicen que la verdad no se puede hallar con la espada.
Imbeciles.
La verdad, toda la verdad, todas las verdades se hallan concentradas en el filo de metal.
Fulgior penso en ello mientras la punta de su espada entraba sonriente en la cabeza de una de aquellas alimañas.
La sangre broto oscura y calida, y salpicó el brazo como un chorro de agua caliente.
Los ojos perdieron el fulgor.
La cabeza abrio los labios y algo aullo cuando sintio el frio del fin cerca de las sienes.
La cabeza se desplomó hacia adelante, y el cuerpo la siguio medio segundo después.
La cabeza rodó a los pies de su vencedor y volvió los ojos hacia el para recordar la gloria de su vencedor.
pero esto no habia acabado. No aún. Su escudo chocó contrea una muralla de cuepors, y su espada silbó, danzó y espejeó a la luz de la luna agonizante. Desde el otro lado del muro, el brillo de una sonrisa demoniaco le desafiaba con su existencia impía.
Su brazo descargo el pomo de la espada contras su frente, su escudo se estrechaba contra su mandibula; su bota reventaba en su estomago. El dolor aullaba; el demonio experto en muertes, se abalanzo hacia adelante en un poderoso salto. Su hacha giro ; el pendulo de metal oscilo y toco una hora vana; pero en el contrapeso de la verdad- tic, tac, tic, tac- broto el acero bruñido, su propio impulso lo sacrificó en el altar de hierro, demostrando asi la verdad del dicho que reza que quien quiera venganza debe empezar por cavar dos tumbas.
Pero el demonio estaba demasaido versado en muertes para rendirse con tanta facilidad ante la suya. Sus brazos formaron una apretada tenza; y aunque el frio destroazaba sus entrañas y la luz se reflejaba en su espalda; hallo fuerza para hacer trastabillar y caer a su civilizado oponente.
Sus dientes olvieron a brillan, aunque ya con sombras; y la nariz la hallo a su gusto. El casco habia rodado con la cida y estaba lejos; y cuando el hueso de los dientes hallo el no hueso de la nariz, Fulgior aullo como un perro. Su cabeza se retorció de un lado a otro, desesperada, mientras trataba de zafarse. Cogio impulso hacia atrás, y se descargo brutalmente; hallando la nariz ya castigada de su oponente; astillando los pedazos que le restaban; y pudiendo liberar un brazo. Su puño se descargo en sus costillas; luego en su mandibula; luego otra vez en su mandibula; luego los dos puños en las mandibulas se precipitaron desde ambos flancos. La ropilla encontro tambien camino desde el sur; unos dos segundos antes que la bota se uniera con su suela claveteada. El cuerpo exanime cedio; y el de Solá recupero su arma mientras se alzaba.
Aúin el demonio no se habia rendido; y extrayendo fuerzas de desconocidos rincones; también él se alzó; confuso y tambaleante; rendido pero no cuativo. El odio tiró de su cabeza de buey; y el odio espejeó la ira en sus ojos. Aún no estaba acabado esto.
Fulgior  giro la espada en sus manos; y brincaba dando saltitos de un lado a otro.
Sin fuerzas y sin sangre, el otro aguardaba y de sus manos colgaba otra vez el hacha, quizás el suyo, quizás sin duda otro.
- Miramé a la cara. !Miramé!- gritó Fulgior, olvidando que el otro no le podia entender.
- !Miramé!- aullo furioso.
Quizás por algun vestigio de perdido conocimiento en algun rincón oscuro, quizás debido a algún espasmo; quiza fuese solo casualidad.
Pero el demonio le devolvió la mirada.
- Ahora te voy a matar.  Como mate a tantos de los tuyos. Como mate el pueblo de tuis padres, y quemaré el de tus hijos. Antes de que muera la noche, comere de tu carne, bebere de tu sangre. Tu esposa será mia y cabalgare en el lomo de tus hijas. !Mirame a la cara!
Si miras al abismo, el abismo te devuelve la mirada.
Como impulsados por un resorte, ambos gigantes se arrojaron el uno contra el otro.
Fulgior nuinca habia visto la muerte tan cerca como cuando vio su reflejo en la hoja del hacha en el preciso instante que un relámpago estallaba por encima de sus cabezas.
El demonio nunca vio la muerte tan cerca como la vio ese dia. Y ya no la veria tan cerca jamás.Su llama se extinguió, y mientras cerraba los ojos soño con su esposa con mil amantes, con su pueblo marchito caminando esclavo, con el final de sus hijos y la muerte de todo lo que no habia nacido. Su cuerpo se esfumó, y la tierra, que lo acogeria siempre, parecia no querer abrazarlo nunca...
Fulgior resolló por el esfuerzo, y miro en derredor.
El muro de escudos de la Cohorte habia desecho la Negra Marea. Una vez rota la carga inicial; una vez destruidas sus lanzas; aqeulla masa barbara tenia poco que ofrecer, salvo valor y fuerza. pero ellos tenian disciplina; metal, y una preciosa caballeria que habia impedido con sus cargas que los flancos se desbordasen de enemigos.
Todo aquello habia durado mas horas de las ningún humano podria soportar; y Fulgrio nunca habia matado tanto como aquel dia. Estaba exhausto; los brazos sin fuerzas, las pienras flaqueantes; el cuerpo sin enrgías. Auqel dia, el y los otros habian ganado honor para cien hombres. Todos recordarian con orgullo el dia de Tepsia.
Un relampago rasgo el velo del cielo, y tras él, el diluvio.
La noche clareaba; y el enemigo, perdido su impulso, ahora volvia la espalda y huia como ovejas frente al lobo.
- Que no escapen. !Solá! !Solá! !Solá!
Fulgior se quedo  sentado allí. Perseguir enemigos que huian no era propio de alguien como él. Por el rabillo del ojo, vio como Ceme, su sirviente, se acercaba.
- ¿Querrás creerlo Ceme?  El salvaje apenas se defendió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario