miércoles, 30 de noviembre de 2011

We, iron kings, servants of Doom



-       Ya me conoces- dice limpiando la hoja del arma- No quería intervenir si no es necesario.  -¡Puto gilipollas de cara de niño! Y de niño gilipollas. Pero es lo que había. Era eso o que me matara Crohn. Y un traidor no tiene que ser listo, tiene que traicionar, el  momento justo.
-       ¿Necesario? ¡Casi me cercenan el cuello!
-       Si no puedes matar a tres hombres  como quieres llevar a cabo tu plan? ¿Con reposo y buenos alimentos? ¿Por cierto… cercenar significa lo que yo creo o es una cosa distinta?
-       Déjalo. ¿Has traído o lo que te he pedido o no, lunático con pinta de Apolo de putas?
-       Si, lo he traído. Pero… ¿Quién coño es Apolo?- me dice mientras me ofrece una mochila.
-       Dame. Esto… un griego.
-       Vale. ¿Y qué cojones es un griego?
-       Gente con muchos problemas. Pero no tantos como yo.
-       Ya. ¿Tú sabes lo que te espera en esos túneles?
-       Ese es el menor de mis problemas hoy, pero no lo sé. ¿Y tú, que, lo sabes?
-       No- dice sacudiendo los hombros.- No hay cojones a entrar. Estamos locos, pero tenemos cabeza ¿Sabes?
-       Ya, locos y coméis cabezas pero a la hora de la verdad, no hay cojones a caminar dos pasos, ¿Eh? Pues si no lo sé ¿Cómo voy a tener miedo? ¿Tú tienes miedo a que te mate un milagro termodinámico?
-       ¿Eh?
-       ¿Tienes miedo?
-       Pues… hombre, con ese nombre…
-        Pues yo lo mismo a que me mate un fantasma. La ignorancia es la mejor medicina. ¿Verdad?
-       Iba a decir que sí.
-       Ya. Mira no tengo tiempo y me está entrando el mono a saco- es verdad, el corazón me está crujiendo. Empiezo a rebuscar en la bolsa…- ¡Donde coño está?
-       No busques más, la tengo yo. Pero no te la voy a dar hasta que no me digas…
-       ¿Pero qué cojones de mierda me estas contando? – Avanzó hacia él. El corazón se me va a salir por la boca y no es agradable- ¡Dámela ahora mismo o juro que te mato ahora mismo! ¡Hijo de puta!
-       ¿Juras? ¿Tú?-se ríe un poco- ¿Qué confianza tengo en tu palabra?- se ríe mas, y luego serio, continua- Vamos, hazlo. Y luego te mueres de…
-       Me la pela. ¡Hazlo ya o te mato!
-       Y luego mueres- insiste.
-       Y si voy a morir que más me da, subnormal..- le engancho por el pescuezo. El alma me está gritando de dolor. DE DOLOR.- ¿Dámelo o yo mismo la busco de tu cadáver?
-       ¿Crees que me acojonas?- dice mirándome con desprecio a los ojos.
-       Si te digo la verdad- digo sacando la navaja- Me tira de los cojones. Me da lo mismo.- el corazón no me aguanta más… - ¿Sabes que el cuerpo humano tiene unos cinco litros de sangre? Creo que es hora de hacerte la demostración práctica.
-       Creo que no me entiendes. Debe ser que tienes mucha prisa, que estas muy estresado, muy nervioso, y no prestas atención. A ver así. Que- te- den- por- el- culo.
-       No me des ideas, guapito de cara. – Ya no aguanto más. Ya no aguanto más. ! YA NO AGUANTO MÁS!- Es una pena tener que despellejarte, pero no me dejas opción.
-       Yo muero ahora, tus mueres… ¿Cuándo?… ¡Quizás vivas más que tú! ¡Quizás mueras ahora mismo! ..  ¡Más que tú! ..No es bueno vivir con miedo, ¿eh? …
-       ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!- digo mientras mi navaja comienza a trabajar afeitándole en seco. El pega un grito y cae de rodillas, llevándose las manos las mejillas ensangrentadas.  Trato en vano de dominarme, de no ir a por él y terminar el trabajo ya, porque vivo me es de utilidad y muerto solo sirve para mi desahogo. Pero las sienes me martillean, el cerebro se me licua, y el espinazo se me dobla de dolor. O tomo pronto, o los efectos serán permanente… suponiendo que no lo sean ya, claro.
-       ¡Ah, eso duele, joder…! Toma subnormal, toma- dice y me tira  a la cara una jeringuilla. ¡por fin, por Dios!  Mi brazo se estira y me busco la vena con ansia…  ¡rápido, rápido! Empujo la… Espera… no sale nada. ¡Esta vacía! ¡Vacía! El hijo de puta quería matarme con una embolia. O Reírse de mí. No sé lo que es peor, pero me da igual. Ahora todo me da igual. Y ya es imposible que me controle. Mis manos le enganchan por el cuello, tiran de su preciosa melena para adelante y colocan la navaja en la punta de su nuca…
Su mano derecha sostiene algo en alto. Es… Es… ¡Sí! Huele igual. El olor del paraíso. El olor… así debe de oler los ángeles, o… Por fin. Por fin. Mucho mejor. Mucho mejor.
-       Espabila. Es hora de morir. –me levanto despacio- No te servirá de mucho. Solo mitiga los efectos de la adición durante unas horas. Cuando amanezca, más o menos, comenzaras a agonizar.
-       Vale, ya soy un vampiro.- me rio-No me preocupa. Estoy muerto de todas las maneras. La adición mata. Con unas horas, será suficiente.
-       Unas horas para aniquilar la civilización… Chungo. – me mira a los ojos- Quiero que me digas que te propones.- dice él. - Quiero que me digas que vas a hacer.
-       Y los ángeles ígneos cayeron. Profundos truenos se oían en las costas ardiendo con los fuegos de Oro."- recito- No puedo. Aunque quisiera. No podría. Imposible. No, no puedo.
-       ¿Y entonces… Sabes lo que nos va a hacer!
-       ¿Sabes lo que no están haciendo? ¿Lo sabes? ¿Lo has visto? –le enseño mis manos ensangrentadas-¿LO ESTAS VIENDO? ¿Es que estas ciego?
-       Vamos a morir todos, de todas las maneras, ¿verdad?
-       Puede que sí. Pero esa no es la cuestión.
-       A, si, y ¿cuál es la cuestión, entonces?
-       La única cuestión es que… me vengue.
-       Pero… ¿Cómo?
-       Yo no estoy en el trabajo. Yo soy el trabajo.  Déjamelo a mí. ¿Confías en mí?
-       …- no me contesta pero se señala las mejillas. Vale.
-       Mejor, porque la confianza comprende la traición. –A ti te lo van a decir.- ¿Está todo lo demás que te pedí?
-       Sí, pero… ¿Por qué? No es por los demás,¿ verdad? A ti los demás te tiran de los cojones, ¿Verdad?
-       Yo… la batalla… no necesita un propósito, la batalla en un fin en sí mismo. Uno no se pregunta porque arde un campo o se extiende una plaga. No preguntes entonces, porque lucho yo.
-       Peo no tiene sentido… No soy un hombre muy listo, pero nada de esto tiene sentido. ¿Qué más da que pierdas o ganes? Puede que no cambia nada. Y puede que mueras de todas formas, ¿No? ¿Entonces… qué más da?
-       ¿Qué más da? Mira, en esta vida solo hacemos una cosa. Solo una,. Todo lo demás son chorradas. Todas. Solo haces una cosa. Elijes como quieres morir. Solo escoges eso en toda tu vida. Y a veces hasta eso, eso es también cuestión de suerte. El resto es suerte. Fíjate en las flores. Algunas son escogidas para dar belleza a la vida. Otras… para adornar la muerte. No hay más. Adiós. Adiós. – me giro- Tienes suerte, Pilgrim. Eres la única persona que hoy voy a ver que  no va a morir. – Adiós.  Considérate afortunado.- le digo mientras me pierdo en los túneles de adelante. Volveremos a vernos pronto.
-       ¿Pero.. si vas a morir?
-       Pues por eso mismo, Pilgrim.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Camino a la Perdición


Nadie vive en el laberinto de alcantarillas que desagua en nuestro territorio por gentileza de la gente que vive en los rascacielos. Y eso que sería un buen refugio. Tiene techo y comida en abundancia; y el nivel de ratas y otros seres infectos es más o menos el mismo que en el exterior, y se pueden limpiar más rápido que al aire libre.

Pero…
Algo vive en ellas.
Algo que aterroriza a toda esta gente desesperada.
Por la noche, susurran rumores; cuentan historias terribles, de algo innombrado que vive allí abajo, que se desliza en las sombras, que se arrastra entre las sombras.
Nadie lo ha visto, nadie tiene una descripción, nadie sabe qué o quién es.
Pero si se sabe de sobra lo que hace.
Se ven a docenas.
Docenas de cadáveres de todos aquellos suficientemente locos o desesperados para internarse por ellas a pesar de todo.
Destrozados, mordisqueados, irreconocibles en su mayoría; con el cuerpo y la cara hinchados y recubiertos de bubones gigantescos, la carne lívida y macilenta, empapados de un limo verdoso. Sobre la piel (que por lo general falta a franjas enteras) se ven a veces enormes marcas extrañas, algunas veces profundas hendiduras en forma de uña; otras tantas, como si se hubiera sometido a una terrible presión, la piel marcada y los huesos hechos literalmente polvo.
Yo no se que habita allí, pero si se tre cosas.
La primera, que los anales cercanos a las salidas (los únicos seguros) viven todo tipo de morralla marginal ultraviolenta, gente rechazada que se niega a vivir en sociedad por su carácter o por su pasado, gente en guerra con mostros y entre sí, que se divierte cazando preas humanas y torturándolas luego en un estado de salvajismo total. Afortunadamente, estos psicópatas son demasiado violentos e impredecibles para coordinarse o tener un plan, y las más de las veces se terminan matando entre sí.
Segundo, que antes la gente si vivía en las alcantarillas, y aquello llego de repente y los expulsó.
Y la tercera, sea lo que sea lo que hay allí abajo, me juego mis cojones a que lleva el logotipo de Salvor Hardin en el cuerpo.
Cruzó el umbral y al final de la tubería veo un grupo de figuras al fuego de una hoguera, bebiendo y quizá haciendo un campeonato de miembros viriles.
No hay ningún desvió ni ninguna forma de esquivarlas, pero ya lo tenía previsto, así que avanzo aparentando tranquilidad  hacia ellas.
-       Vaya, vaya, vaya... ¿pero no es el cerdo y maloliente Jimmy Crohn  en carne y roña? ¿Cómo está vuestra merced? ¿Cómo está esa litrona podrida de garrafón? Venga, a ver esos cojones, si es que tienes cojones, so maricón.- le digo para aparentar mientras escupo al suelo.
El aludido se ríe como el gilipollas que es  mientras  levanta pesadamente su masa de músculos, la cabeza rapada, los nudillos de acero.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Crohn, un subnormal que lleva una especia de alabarda, un par de maricones de brazos de pajillero, y un gordo apestoso que lleva una máscara antigás. ¿?
Ellos son cinco.
Cinco.
No contaba con tantos.
Pero ya no hay salida.
Si me equivoco con el plan…
Estoy muerto.
Se cree muy duro el gilipollas exhibiendo su colección de orejas y ojos de su cuello, los cráneos de su cinturón, y sobre todo porque sabe que yo soy uno y ellos son cinco.

-       ¿Una hermosa noche para pasear, verdad?  La brisa, las estrellas… ¡Se puede pedir algo más?- las calaveras, las frases hechas… Perfecto gilipollas.
-       Tengo un problema. No soy capaz de coger el sueño si no mato a alguien.  ¿Sabes quién me lo puede solucionar?
-       Mamón- escupe a un lado-  Sabes que la gente dice que estoy loco. ¿Loco? ¿Yo?- “no” “¿De verdad?” le preguntan los otros- ¡Sí! ¡Dicen que estoy loco! ¡Jodidamente loco! –dicen dirigiéndose a ellos y haciendo como que me ignora- Y en cambio de este soplapollas  que viene solo a amenazarme  no dicen que está loco. ¿Sabéis una cosa? Yo creo que no estoy loco, no;  que es el mundo el que está loco. Loco de remate. Como una jodida…
-       Tienes razón,. Un mundo donde dejen vivir a un gilipollas como tú tiene que estar loco de remate. ¿Tú te has visto en un charco? ¿Te has visto la cara?
-       Perdona, ¿cómo dices?
-       ¿Qué te pasa? ¿Qué aparte de gilipollas estas sordo, hijo de puta?
-       Sabes que me estas tocando mucho los cojones, hijo de puta? ¿Qué me los estas tocando a dos manos? ¡Sabes que tu eres uno y nosotros somos cinco?
-       En esta vida hay tres tipos de personas. Los que saben contar y los que no. Y tú eres uno de esos, Crohn. Eres un montón de mierda, y ya sabes lo que les pasa a los montones de mierda. Quítate de mi camino, payaso. No tengo tiempo para un mierdas como tú. ¿Lo coges?
-       ¿Tú me das órdenes? ¡A mí? Eres un tipo duro. –me engancha por la muñeca. – Supongo que habrás matado a un par de niños, a dos viejos y te habrás restregado con un par de putas, y has venido aquí pensando en tocarme un poco los cojones con el subidón de adrenalina e ir a contárselo a tus maricones de tus amigos. Pero yo no juego. Yo mato. MA-TO.
-       Yo no mato, Crohn. Es la gente la que se empeña en morir. Como tu ahora.- Por eso deje que se acercara tanto. A esta distancia no puede esquivar, y la hoja de mi navaja le entra limpia y le secciona la carótida.
Crohn grita mientras se lleva las manos al cuello en un patético intento de…
Ahora todo es cuestión de un segundo o estoy muerto.
Un tipo se me tira encima con una lanza en ristre, pero yo ya no estoy ahí.
Mientras el jefe cae, yo me he agachado tapándome con su cuerpo, y al golpear tan rápido, no ha tenido tiempo de rectificar.
La punta de su arma no me alcanza, pero el impulso de su arma le hace avanzar.
No necesito más.
Mi navaja le secciona el cable adecuado a la altura del gemelo y cae como un muñeco de trapo.
Pero ya ha tenido demasiada suerte.
Otro cabron se me echa encima, y aunque no me apuñala, nos cerramos  y forcejeamos  tratando cada uno de apuñalar al otro. Con un movimiento de piernas, me tiro de espaldas mientras lo zancadilleo, el tipo se esmorra   hacia adelante, al trata instintivamente de protegerse con las dos manos, libera mi muñeca . De espaldas a mí mientras trata de levantarse…  La muerte le sienta tan bien…
Un terrible golpe con un garrote o algo que se le parce- ¡Que cojones importará!- me destroza el cráneo, aunque ha cometido un error de novato. Dar justo en cráneo, donde por su curvatura, es el lugar donde el golpe por lo general se desvaí, y encima es un lugar muy duro, mas aun si debajo de mis harapos me pongo allí una chapa de acero.
El golpe duele, pero no lo suficiente; el problema es que me deja atontando y entonces el hijo de puta se me echa encima y me revienta una hostia que me tira de espaldas. La navaja se me sale de la mano y el tipo se me echa encima con todo su jodido peso- debe de pesar más de ciento veinte kilos- y su apestoso olor corporal, que es aún peor.
-       Vivir, morir, que importa… Al final, todos mueren , todos son cenizas, todo son polvo, y el rey y el campesino caben en un palmo de tierra, y a todos se olvidan y  todo termina. Si eres fuertes, vives, si ere débil, mueres. No hay más, ni menos, ¿Verdad? ¿Verdad?
-       Primero me matas, y luego me hablas. Gilipollas.
-       Pero si te matara no podría hablarte, verdad. No podríamos tener etas amisosa… charla.
-       Por eso lo digo, soplapollas,. Tu puto aliento hace que me den ganes de vomitar. Prefiero que me mates ya.
-       ¿Matarte ya? ¿Con lo bien que sangras? ¡Esta es tu gran noche amigo! ¡The Show must go! – se me echa encima y me mide el cuello con mi navaja- ¡Vaya, tienes la medida exacta! ¿Qué irónico, verdad?
-       Es una pena que vayas a morir ahora, porque el sarcasmo no es lo tuyo. Nunca podrás aprender a ser mejor.
-       ¿Qué voy a morir? Estas desarmado y somos dos. ¿Qué coño?
-       Otro que no sabe contar.- son las palabras que oye justo cuando la punta de la lanza le asoma por la boca. Le separo de mi para que muera en paz. – Vaya, Pilgrim, creía que no te ibas a decidir nunca.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Live And Let Die.


Este mundo es un error. Un completo y absoluto error. No un error cualquiera, fruto del azar caprichoso, no.  Fue diseñado precisamente así, dejando que se pudriera todo según precisos cálculos matemáticos, no haciendo nada salvo calcular como no haciendo nada se corrompería todo de este modo. Ese mundo es la demostración empírica de la Segunda Ley de la Termodinámica.
La pregunta no es porque hicieron esto, si no para que. Y su fin es muy simple. La aniquilación. El exterminio. Total y absoluto. Sin concesiones, implacable. El exterminio total y sistemático de todos aquellos que como yo, tuvimos la desgracia de nacer en este infierno.
Aunque realmente, nacer no es lo grave. Lo realmente grave es sobrevivir los tres primeros años de vida. Tras esas etapa llega otra casi mas dura que va entre los tres y los diez; y luego el infierno cuando el cuerpo crece al albor sexual, hasta los quince como poco y normalmente mas allá aún. Juventud y presa fácil son en este pandemonio sinónimos.
Después de todas esas carencias, de todos esos golpes y vejaciones, de padecer frio y hambre, de dormir con los ojos abiertos y de esconderse continuamente, uno esta de suerte si ha sobrevivido. Ha pasado de ser presa a ser cazador, e invierte los papeles con sumo gusto.
Es en este punto cuando se toma la decisión, la única verdaderamente importante que se toma aquí. O se suicida uno para no ver el resto o se sigue viviendo hasta el desenlace, y para ello uno se arranca los lagrimales. De todas formas, nadie llega a viejo en este sucio mundo. A débiles e indefensos se les mata con especial – y entrañable -placer. Si tienen, suerte, claro.
Quizá por todo ello me tendría que haber resignado a mi suerte. Quizá debería haberme quedado esperando lo inevitable, pasando en paz lo poco que me resta en este valle de vísceras y sangre. Al fin y al cabo soy un afortunado: nunca< tuve una enfermedad tan grave que me impidiese, o una herida tan profunda que no cicatrizase ni tengo ningún hueso desecho y a mi buen estado de forma física aun que le quedan años de vigor.
Y sin duda lo habría hecho si no fuera por lo que me hicieron. Bueno, y por lo que nos van a hacer. Pero no  ni altruista ni mentiroso… Y hay algo que no les voy a perdonar nunca. Nunca. Jamás. Algo que hace que cuando dude, me inflame el corazón; que me quemen las venas, que mi alma tenga extasías de dolor eterno, que mí ser entero se estremezca en el odio más absoluto y descarnado, que aúlle al a la luna como un lobo fantasmal; me hace desear que el odio que ellos han desencadenado les rodee como una siniestra mortaja empapada en la sangre de millones de inocentes.
No me han arrebatado la vida, no, me han hecho algo peor. Podían haberme matado, pero en vez de eso me han hecho su esclavo.
Soy adicto. Adicto. Adicto a la mejor mierda que existe. Adicto a una droga tan fuete que dejarla es sinónimo de muerte. En un cirulo vicioso infernal. Pues la adicción, como es lógico, sube como la espuma día a día. Si no se toman las dosis a tiempo, uno muere por paro cardiaco. Pero si se sigue con ella… la droga provoca que el cuerpo sintetice una enrome cantidad de adrenalina en sangre, conjuntamente con una enorme segregación de testosterona. Una embriagadora sensación de triunfo y de fuerza te domina; pero en contrapartida, el ritmo cardiaco sube a mas de cien pulsaciones por minuto (en reposo, claro), aunque una proteína impide que mueras mientras la dosis aun surja efecto. Si eres débil muwere de todas las manera, si no lo eres, mueres al debilitar pogreisivamente tu corazón, pero con una pavorosa agonía, pues el corazón va manteiendose poco a pco gracias ala droga hasta que finlamente termin por roperse. En el intermedio una lea y exquisita tortura cuando pco a pco, deliciosamente poco a pco, el corazón va fallando, va frenandop, va parando hasta que por fin… por fin… Se detiene completamente incapaz de seguir el explosivo ritmo que le marca la adicción y falla.
Ese es el futuro que me espera, pero no es eso lo que me aterra. Lo que me aterra es el futuro. Yo he visto el futuro. Lo h visto.
 Y juro que prefiero hacerme una lobotomía frontal antes de volver a pensar a en el.
No  como ocurrió… Debía de trabajar en alguno de los edificios de allí arriba, en alguna jodida…¿ como lo llaman? Ah, si en alguna jodida empresa. A veces pasa. A veces… los encontramos en nuestro suelo. No sé si caen por accidente, los tiran, los asesinan o que. Pero a veces caen. No nos importa mucho porque están crujientes y sabrosos, son un poco como una bendición de los cielos, una variación en el menú. Así que el día en que lo vi me sentía afortunado. Ahora mismo, me maldigo a mí por cada segundo que lo vi, que me acerque a él, y ese recuerdo martillea mis noches insomnes. Pero ya no hay salida ahora…
Aquel hombre llevaba encima unos papeles; que me imagino que nadie se los pensó quitar porque nadie aquí abajo sabe leer. Pero yo sí, para mi desgracia. Los iba a destruir apenas los vi, peo un poco antes les eche un vistazo, no sé muy bien porque.
Jamás repetiré ese error.
Era un plan. El relato de un plan.  Un plan de exterminio. Total y absoluto. A través de…
Una droga. Ahora se cual.
Una tan perfecta y adictiva que dejarla era la muerte segura; la adicción, también, a corto plazo, y su uso masivo desataría la violencia a tales extremos que incluso esta bella soiedad pareceria un paseo comparado copn lo que vendría despue´s.
Este mundo  desaparecería cubierto de maremotos de sangre, en huracnes roja muerte, en Armagedones cotidianos. Si la droga no nos mataba, lo haríamos nosotros mismos. Un plan perfecto, sin fisuras.
Nunca me consideré un héroe. En verdad, soy todo aquello que un héroe no puede ser.
Pero he visto el futuro.
Y me aterra.
Incluso a mí.
He visto los efectos de un pequeño cajón de droga que cayó cerca de donde vivo.
Y he visto a recién nacidos arrancando el pecho de su madre de chupar frenéticamente.
He visto a niños descuartizándose por conseguir unas dosis más que los matarían indefectiblemente.
He visto a personas  con la columna rota arrastrándose en vano para intentar llegar a alcanzar un poco más.
Lo he visto todo por una fracción de segundo.
Todo.
Hasta que me lo metí en vena.
Y entonces deje de verlo para empezar a sentirlo.
Yo no puedo ayudar a nadie.
Y tampoco quiero.
Pero si puedo vengarlos.
Y la venganza es mi plato favorito.
Una vez leí que hay una hora para cada hombre.
Y esta es la mía.
Esta noche comenzara todo.
Esta noche terminará todo.
Cuando el nuevo día comience habrá quedado en el aire resonando mi canto de odio eterno.
El mismo frio que cada noche atenaza mis miembros esta vez será mi aliado, pues me impulsa, me fuerza a no quedarme quieto, a no dejarse ir por la desesperanza, por la inacción, a caminar siempre par evitar el fantasma de la congelación.
Mi objetivo esa tan cerca y a la vez tan lejos…
Es nada más y nada menos el mismo rascacielos cuya pared  me sirve de cobijo, pues es el núcleo central de la sociedad de arriba.
Y la primera parada ya se abre hacia mí con su negra boca.
Sola hay una entrada para alcanzar el edificio.
Nadie la ha cruzado y ha vuelto para contarlo.
Ya es hora de que vuela alguien.
Son las doce de la noche.
Mi venganza comienza..
Ahora.
http://www.youtube.com/watch?v=BHfE682mm3c